19 agosto 2008

LOS DE ARRAUNA EN PIRAGUA

Las experiencias nuevas enriquecen a las personas y los de remo teníamos que probar las piraguas... El viernes 15 de agosto por la mañana, por cierto una de las mañanas mas frías y lluviosas del verano, iniciamos nuestro descenso del Bidasoa a las 9 de la maña en el club. La lluvia y la temperatura no animaban a continuar con la actividad, incluso alguno de nuestros acompañantes preguntó si queríamos seguir adelante con la actividad, y la respuesta fue unánime... Nosotros no damos marcha atrás, ni para coger carrerilla.
Después de montar las embarcaciones en el remolque, salimos en dos furgonetas hacia Endarlatza. Nada mas llegar comenzó a llover de manera seria, pero no nos desanimamos, la actividad náutica no es nada si no hay agua, venga esta de donde venga...
Así iniciamos nuestra singladura por el Bidasoa. Pasando primero por la cascada de la muga, bonita donde las haya... donde casi siempre cae alguien fruto de la inexperiencia. En mis dos descensos anteriores caí en este punto como un campeón... y esta vez me he librado por la tranquilidad que me inspira Amparo mi compañera de viaje... Pero como no podía ser de otra manera, tuvimos una caída, Mila y Josean tuvieron su bautismo en aguas del Bidasoa. Salieron con elegancia de ese pequeño vuelco, incluso José Antonio, tubo la destreza de recuperar la chancleta de Mila, como buen caballero, primero salvó a la chica y luego a la chancleta. ¡Como en las películas!
Prosiguió nuestro navegar de manera apacible... Con un chaparrón de vez en cuando para que no se nos olvide donde estamos.
Las embarcaciones estaban compuestas por Eider y Garazi, Arantza y Ihintza, Josean y Mila, Eneko y Borja, Josune y Juan Luis, Jesús (en solitario), y Amparo y yo. Durante el primer tramo tratamos todos de hacernos con la mecánica del paleo, y la verdad es que no se nos dio mal.
En la siguiente cascada todo fue mucho mejor, controlando la dirección de la piragua correctamente y llevándola donde queríamos. Todo esto fijándonos en las rocas, en los comentarios de los demás, en las risas y en algún que otro grito.
Nuestra llegada a San Miguel fue tranquila, con tiempo para poder bajar en fila, así fuimos pasando cerca de las puertas donde entrenan nuestros colegas de Aguas Bravas. El sitio es bonito y merece la pena conocerlo. Una vez superados los rápidos de San Miguel, desembarcamos en la playa de piedra para darnos un baño en el río. Bajando por el mismo sitio que lo habíamos hecho con la piragua pero esta vez flotando con nuestros chalecos... Pies por delante, dejandonos llevar por la corriente. Una experiencia bonita con sensaciones muy especiales. Algunos repitieron la bajada... A pesar de la lluvia, del clima poco generoso y de que ya estábamos empapados fue divertido.
Continuamos la marcha, ahora disfrutando del paisaje, observando las orillas, de vez en cuando los patos alzan el vuelo a escasos metros de donde estamos navegando. De manera majestuosa una garza enorme emprende el vuelo desde la orilla derecha cuando nos acercamos a su zona de descanso, seguramente nuestra presencia acaba de estropear su paz...
El Bidasoa visto desde el agua es una experiencia que merece la pena disfrutar... A pesar de la obras, el color de sus orillas es uno de los mejores relajantes espirituales que yo conozco. Solo comparable con lo que se puede experimentar debajo del agua...
Contamos en este descenso con la inestimable ayuda de nuestra monitora de aguas Bravas Saioa Santiago, que en todo momento estubo atenta a nuestras evoluciones. Nos contó unas cuantas anécdotas a lo largo del río. Además de instructiva esta chica nos hizo sentir a gusto, en familia como si no fuera la primera vez.
Tanto disfrute me llevó a no reconocer el lugar donde solemos dar las vuelta cuando entrenamos en el río. A partir de aquí, los que subimos mas a menudo el río, experimentamos una nueva visión de sus orillas, mirando hacia adelante todo parece distinto, la relatividad también llega a estos detalles.
Las más pequeñas estaban cansadas y a partir de Puntxas, hicimos unos cambios para que Eider v Garazi pudieran ir mas cómodas. Garazi con Arantza y Eider conmigo. Así nos fuimos acercando al club, Josune y Juan Luis, bajaron a mejor ritmo desde Behobia, pues nuestro delegado se estaba quedando frío. Fue visto y no visto, llegaron los primeros con ventaja...
Los demás llegamos cansados luchando contra el viento (en contra) y la marea que empezaba a subir. Pero al fin llegamos con la satisfacción de haber cumplido con el compromiso y tras haber tenido una grata experiencia en este río que nos da tantas satisfacciones.
¡Esto hay que repetirlo! Estas actividades hacen mas grande el grupo y mas fuerte el club
(En cuanto tenga las fotos os las pongo, algunas son espectaculares)
Gracias a Maite, y a Jesús Santiago por su colaboración y a este último como fotógrafo a pesar de la lluvia. Y a Saioa, nuestra guia que no deje nunca de ser tan simpática, tu haces que bajar el Bidasoa resulte más fácil). ¡Ya sabes que ahora te toca a ti montar en un doble scull!

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