06 mayo 2008

UNA MALA TARDE, LA TIENE CUALQUIERA...

El sábado por la tarde, Xaba nos inscribió en la regata de 2X Veterano y a media tarde salimos a entrenar en el bote con el que entrenamos habitualmente, en el histórico Amilibia 205. Llevamos un tiempo sin dispensar al "205", las atenciones que necesita un bote con tantos años, en manos de tanta gente. Descubrimos en pleno entrenamiento, que los carros se nos salían a los dos, (primer problema, no habíamos previsto que al montar el remolque, cogerían los carros equivocados, porque hay un par que están bien), pero eso lo solucionamos con imaginación y un poco de cinta americana, que todavía estará puesta. El segundo problema era, que las chumaceras ya nos habían dado problemas en varias ocasiones y que estábamos expuestos a otro fallo. Tratamos de solucionarlo como pudimos, pero al día siguiente supimos que no salió bien. El entrenamiento del sábado fue bien por lo demás y terminamos la sesión con buenas sensaciones...
Al día siguiente, llegó el ansiado momento de embarcar..., domingo, 12:00, ya cercana la hora de la regata, comenzamos nuestro calentamiento, poniendo sobre la marcha el bote a nuestra medida, lo compartido tiene estas servidumbres... Así y todo, nos encontrábamos a gusto con el comportamiento de la embarcación. Nuestro mayor problema era coger un ritmo que nos permitiera remar cómodos y poder tener un punto de subida, pasados los 500 metros.
La salida fue todo un poema de maniobras y mas maniobras, atendiendo las indicaciones del juez de tierra, los botes a merced del viento se acercaban a la calle de estribor y vuelta a iniciar la maniobra para centrarlo, a nosotros y a todos los demás nos volvieron locos.
¡Por fin salida rápida! Iniciamos una serie de 15 paladas a un ritmo alto, medio carro y lanzamos el bote para coger nuestro ritmo largo... Nos cuesta un poco, pero logramos ir remando con confianza, librando las palas en el ataque (nuestro máximo handicap), y corrigiendo la tendencia que tenemos de caer a babor, lo que nos impide llegar bien atrás para coger agua...
Llegamos al quinientos bien de fuerza, controlando la estabilidad y aprovechando la fuerza de las piernas, ¡las cosas nos están saliendo bien, y nos vemos con fuerza, además superado el 500 tenemos dos botes claramente detrás nuestro, y aunque no quiero mirar para no despistarme tengo una popa mas, y ya son tres, a la vista, y enseguida pienso que en la subida lo puedo coger...
En unas décimas de segundo pasan muchas cosas por la cabeza... ¡Por fin una regata igualada en la que podemos demostrarnos a nosotros mismos que hemos aprendido un poco en todo este tiempo, que nos hemos superado a nosotros mismos y que no vamos a ser los últimos... !Que ilusión, algo bonito que ofrecer a nuestro equipo, nuestro primer logro! Cuando por fin miro para ver la meta (no hay que hacerlo nunca), veo que es el momento de subir el ritmo y le doy el aviso a Josean que responde que ¡Si!... Primera palada de subida y...
se me sale el remo de la chumacera... ¡Que sensación mas tremenda!... Todo el sueño se nos va al agua, ¡Hemos volcado! y con ello, cae nuestro esfuerzo, nuestra entrega, las horas de entrenamiento y de reparaciones (demasiadas reparaciones tristemente), todo ello para caer cuando todo nos salía a pedir de boca...
¡Solo nos faltó llorar!, o quizá lloramos, no lo sé... tampoco importa. Nos despertaron de la pesadilla los gritos de Xaba, que necesitaba el bote para los infantiles que estaban esperando para embarcar. No hay botes para todos y hay que andar siempre con apreturas y tiempo justo.
Después de ayudar a que los infantiles embarquen, y desearles suerte, por lo menos que tengan esa suerte que ha nosotros nos ha resultado tan esquiva, salimos del embarcadero...
A píe de pantalán, nuestras mujeres nos esperan... ¡Con cara de susto, preguntan como estamos!...
Gracias a las dos, en ese momento, no sé si uno se da cuenta del detalle, pero luego, os puedo asegurar que esas imágenes vuelven a la cabeza una y otra vez, y Txaro y Amparo, nos estabais esperando, esa imagen es la primera cosa agradable que nos encontramos después de nuestro chapuzón.
El resto del grupo, también nos recibió con cariño... No olvidamos vuestros aplausos cuando estábamos en la motora, remolcando "el recién hundido Titanic". ¡Mil gracias a todos y a todas!.
A los remeros y remeras que os acercasteis a nosotros, también os damos las gracias, vosotros mejor que nadie entendéis lo que se siente, cuando ocurren estas cosas y un detalle como el vuestro no se olvida.
José Luis y Jesús, nuestros compañeros del 4- también tuvieron su detalle especial, nos aportaron tranquilidad y nos inocularon ánimo. Y por fin, los entrenadores, nos confirmaron que lo estábamos haciendo bien, que nuestro ritmo de paladas era bueno, y que la mejora se ha notado.... (ellos estaban muy pendientes de nosotros) eso tranquiliza, y nos da un poco de satisfacción.
En la próxima regata, que no se cuando será, estoy seguro de que nos saldrán las cosas mejor. Seguiremos entrenando, tratando de superarnos, de aprender un poco mas, para dar al equipo una satisfacción y para calmar nuestro maltrecho espíritu...
¡Pero cuento los días que me quedan para volver a ese Lago de Bordeaux, en el que tengo la sensación de que no hemos terminado nuestro trabajo! ¡Ya queda menos para saldar esa cuenta con la calle 5, o con la que nos toque! Porque Josean y yo no solemos dejar las cosas a medias, y la próxima vez vamos a llegar a la meta, no importa en que posición, pero haciendo las cosas bien, como acostumbramos a hacerlas...
Ha sido una experiencia, una lección, que ojalá os pueda servir a alguno de vosotros, pequeños remeros y remeras que empezáis... Alguno de vosotros también lo ha probado... De momento os garantizo que ese fallo, en ese bote, no se va a volver a producir, ni con nosotros ni con vosotros... ¡¡Por la gloria de mi madre!! Nos caeremos por otro motivo, por ese nunca mas...
Hay que sacar alguna enseñanza de estas cosas, nosotros hemos aprendido varias, y para vosotros, los padres, os animo a que reflexionéis sobre esto...


Abrir comillasNo le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles mas bien a superarlas.Cerrar comillas
PASTEUR, Louis

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